He claudicado ante el olvido:
perecen mis recuerdos como la cera derretida,
se desvanecen como arena entre mis dedos...
¡Quién pudiera!
Dulce ternura del pasado que embriaga el presente
tormento viviente que ahoga mi futuro,
lastre dormido que despierta flores de invierno
en caricias grabadas al fuego de tus dedos.
Abrazos que me querían
boca que gemía tequieros.
miércoles, 2 de diciembre de 2009
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5 comentarios:
Ay querida como se hace aquellos olvidos son inevitables además de necesarios para seguir adelante.
Preciosa entrada mis abracitos
Querida, los recuerdos que se esfuman tienen la ventaja de que al difuminarse van dejando una imagen idealizada de lo que realmente fue y eso los hace más hermosos... Besos,
V.
Que venga el olvido, sí, pero de los sueños ya cumplidos, nunca de aquellos sueños arcanos que se forjaron en nuestras mentes y de los que aun esperamos su luz.
Un beso.
Deja el olvido, que cena sólo la mitad de las noches... El olvido es una galán sólo para el cine...
Saludos y un abrazo enorme.
¡Hola, María Teresa López!
Miedo, me da el olvido,
ese estado en que los recuerdos ya no son nada.
¡Quien pudiera! Quien pudiera.
Dejar olvidado el olvido.
Amiga mía, el presente se compone de pasado,
y el pasado de recuerdos.
Los recuerdos, de memoria,
y la memoria de los recuerdos. ¡Entramos en la rueda…!
Miedo me da el olvido.
Saludos de J.M. Ojeda.
P.D. Me agradan los recuerdos, mas esos sabrosones
por los que se deleita el alma al ponerlos en “Papel”
Le deceo buena semana.
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